Dos años y medio con la electricidad más barata que en Francia, Italia o Alemania. El mercado mayorista de electricidad español lleva tanto tiempo como ese ofertando electricidad a un precio mucho más atractivo que sus homólogos (los mercados mayoristas de esos otros países) europeos. El precio medio del megavatio hora de electricidad en el mercado diario de la España de 2024 está ahora mismo (cuando ya llevamos más de cinco meses de año) en los 35,8 euros (precio medio), mientras que en Francia andan por los 48,7; en Alemania, por los 66,5; y en Italia, por encima de los noventa euros el megavatio hora (91,6 €/MWh). Es decir, que el megavatio hora de electricidad es un 36% más caro en el mercado diario mayorista francés (+36,03%); es más de un ochenta por ciento más caro en Alemania (+85,7%); y cuesta más del doble en Italia (+155,8%).
La causa principal de esos precios atractivos que el mercado mayorista nacional lleva ya dos años y medio ofertando es la producción de energías renovables. A lo largo de los últimos años España no ha hecho otra cosa que añadir nueva potencia de generación renovable a su mix (eólica y fotovoltaica, fundamentalmente) y toda la nueva producción solar y eólica ha ido abaratando el precio de la electricidad hasta el punto de que si el megavatio hora eléctrico cotizaba en 2022 a más de 167 euros (precio medio anual), hoy lo hace a 35 (media de estos cinco meses). Otro de los motivos del abaratamiento es el descenso del peso del gas en el mix eléctrico nacional. En 2022, España produjo con gas alrededor del 30% de toda la la electricidad. En lo que llevamos de año el peso del gas en el mix ha caído hasta la mitad de ese porcentaje (en torno al 15) sobre el total.
Más generación renovable, pues, mucha más en realidad (este año, entre enero y mayo, en torno al 60%, mientras que ese porcentaje quedó en el 42 en el año 2022), y menos generación fósil, mucha menos (la electricidad generada con carbón en 2024 también ha caído extraordinariamente: desde el 2,8% sobre el total en el año 22 a un pírrico 1,0% sobre el total en lo que llevamos de 24).
A pesar de ello -se queja la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía-, la electricidad que pagan las electrointensivas que operan en España (siderúrgicas, químicas, productoras de gases industriales, metalúrgicas) es más cara que la electricidad que pagan sus competidoras en Francia o Alemania. Hasta un 65% más cara que en Alemania y hasta un 161% más cara que en Francia, asegura AEGE.
Los motivos son varios, pero, fundamentalmente, dos: las empresas de la competencia que operan en esos países (las siderúrgicas, químicas, metalúrgicas, etcétera, que operan en Francia y en Alemania) tienen más ayudas (o muchas más) que las españolas. Por ejemplo, en Francia la gran industria adquiere hasta el 62% de su electricidad a través de la denominada tarifa ARENH, tarifa regulada cuyo precio (42 €/MWh) está por debajo del precio del mercado libre. La tarifa ARENH, Accès Régulé à l’Électricité Nucléaire Historique, o acceso regulado a la energía nuclear histórica, está vinculada a la electricidad generada en las 58 centrales nucleares de EDF, que fueron financiadas durante décadas por la ciudadanía del país; EDF es además hoy una empresa 100% estatal francesa. Es decir, que estaríamos hablando de una ayuda en última instancia de origen inequívocamente estatal, si bien convenientemente maquillada para encajar en el marco regulatorio comunitario.
El caso es que esa tarifa está beneficiando a las electrointensivas francesas, que compiten con las españolas por un mercado que, en sectores como la siderurgia o los gases industriales, está completamente globalizado. Pero no es esa la única ayuda, ventaja o beneficio regulatorio de que disfrutan las electrointensivas francesas. Además, sus competidoras galas -apuntan desde AEGE-, reciben compensaciones por CO2 indirecto "sustancialmente superiores a las que recibe la industria nacional".
Concretamente -precisa la Asociación en su último Barómetro-, en Francia las electrointensivas acceden a compensaciones diez euros por megavatio hora más generosas que en España (el caso alemán es más sangrante aún: allí las compensaciones que perciben las electrointensivas son 33 euros más generosas que las que perciben las electrointensivas españolas, 33 euros por cada megavatio hora). Es decir, que las compensaciones son en el caso francés un 64,1% más generosas; en el caso alemán, más de un 200%.
(Respecto de las compensaciones, léase a pie de página*).
Y, por fin, los consumidores electrointensivos en España hacen frente a unos costes por los servicios de ajuste del sistema que no son considerados en Francia y Alemania, lo que, según AEGE, amplía la "brecha competitiva" en más de doce euros por megavatio hora (12 €/MWh).
Los servicios de ajuste consisten grosso modo en mantener el equilibrio generación-demanda de electricidad en el sistema eléctrico. Esos servicios tienen un coste y ese coste en España, aparte de otros actores, también lo sufragan las electrointensivas, que sin embargo en Francia y Alemania están exentas.
Así las cosas, la factura por el consumo de energía eléctrica para una electrointensiva en España es, según este último Barómetro de AEGE, 2,6 veces el coste de la energía en Francia y 1,7 veces el coste en Alemania, o lo que es lo mismo, un 161% más caro que en Francia, y un 65% más caro que en Alemania (véase tabla aledaña).
Una manera de escapar del mercado diario mayorista es contratar el suministro de electricidad a largo plazo: a dos años, a cinco, a diez, a quince. El gigante siderúrgico alemán Salzgitter acaba de anunciar por ejemplo que ha contratado 900 gigavatios hora de electricidad verde a quince años vista. La electricidad procederá de un parque solar del estado de Sajonia-Anhalt. Salzgitter firmó el año pasado un contrato también a 15 años vista (por valor de 6.500 GWh) vinculado en ese caso a un parque eólico marino.
Qué es el Barómetro
El Barómetro Energético de AEGE detalla la evolución del "precio final" de la factura eléctrica pagada por los consumidores industriales en distintos países europeos, desglosando los principales conceptos que la forman y su evolución.
El Barómetro Energético incluye información de la evolución de los precios de los principales actores del sector energético, como el precio del barril de Brent, del carbón API#2, del mercado de gas natural de referencia en Europa (TTF) o de los derechos de emisión de CO2, "todos ellos -apuntan desde AEGE- componentes que influyen en mayor o menor medida en el precio final del mercado eléctrico".
AEGE define la industria electrointensiva como "la industria de los productos básicos, sometida a una fuerte competencia internacional", y para la cual los precios de la energía eléctrica son "un asunto vital, puesto que llegan a representar hasta el 50% de sus costes de producción, y en algunos procesos lo supera".
De la factura
La factura eléctrica de los clientes industriales está formada por los costes de adquisición de la energía, que incluye la energía en el mercado mayorista y costes añadidos al precio del mercado, así como por los peajes de acceso a las redes eléctricas, cargos e impuestos. Adicionalmente, el consumidor electrointensivo europeo obtiene distintas compensaciones por su contribución al sistema eléctrico (prestación de servicios de gestión de la demanda) y por la compensación de las emisiones indirectas de CO2.
* La Unión Europea permite a cada Estado miembro compensar los costes indirectos de las industrias de determinados sectores o subsectores a los que se considera expuestos a un riesgo significativo de "fuga de carbono", debido a los costes relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero repercutidos en los precios de la electricidad. El precio de la electricidad en Europa lleva repercutido el coste del CO2 (sería algo así como el "pagar por contaminar"), pero eso no sucede en países de otras latitudes, a los que podrían huir las electrointensivas, que gastan mucho en energía y podrían encontrar allí precios de la electricidad más asequibles porque allí no se paga por contaminar. Se contamina y punto. De ahí que en Europa haya compensaciones, para que las electrointensivas no se deslocalicen). El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo concedió 229 millones de euros en subvenciones relativas al mecanismo de compensación de costes de emisiones indirectas de gases de efecto invernadero correspondientes a 2023. Y las subvenciones en Francia y Alemania son más o mucho más generosas, según AEGE.