2020 fue el año del sorpasso para la energía del viento. Ya hay más potencia eólica instalada en España que de ninguna otra tecnología. Exactamente 26.479 MW. Y creciendo. A nivel global pasa lo mismo. La eólica sigue avanzando, con pandemia o sin ella. Es cierto que el Covid-19 ha generado retrasos en la entrega de pedidos y que ha habido subastas canceladas o pospuestas. Pero la cifra instalada en eólica en 2020 batió un nuevo récord: 82,3 GW de nueva capacidad añadida en todo el mundo, lo que representa un crecimiento interanual del 36%.
Más de la mitad se instaló en China, la gran protagonista del año. En Europa, las cosas han ido peor: añadió 14,7 GW de nuevos parques eólicos, un 19% menos de lo esperado, y no por culpa del coronavirus. El responsable ha sido, fundamentalmente, el retraso en la concesión de permisos. En América, la eólica se hace fuerte en casi todo el continente, con Estados Unidos a la cabeza, y con desarrollos destacados en Brasil, Canadá, Argentina y Chile.
En este contexto, Javier Rodríguez Díez, presidente de Vestas Mediterranean, cree que con el Covid-19 hemos aprendido mucho sobre nuestra fragilidad y nuestra resiliencia. Y hemos comprobado cómo la interrupción de las cadenas de suministro y la desestabilidad económica han provocado la paralización de varias industrias, entre ellas, la de los combustibles fósiles. Por eso, “necesitamos construir sistemas más eficientes y responsables con nuestro planeta y nuestro futuro. Y, para ello, la eólica es imprescindible”, señala.
Tras más de tres años de trabajo, el proyecto Life Refibre ha llegado a su fín. Y lo ha hecho con pleno éxito al haber conducido al desarrollo de un prototipo capaz de recuperar de forma mecánica y eficiente la fibra de vidrio contenida en las palas de los aerogeneradores que han llegado al final de su vida útil, convirtiendo estos residuos en un producto que se incorpora al aglomerado con el que se asfaltan las carreteras. Un claro ejemplo de economía circular.
Dentro de nuestro Especial Eólica también hemos entrevistaso a Stefan Weber, fundador y director general de Windsourcing.com, que está convencido de que “el comercio en línea desempeña un papel clave en el sector de la energía eólica”.
Otro de nuestros reportajes es para la minieólica, a la que en España se lo ponen poco menos que imposible. De entre las distintas razones que han llevado a esta situación, hay una que sobresale: no puede competir en costes con la tecnología fotovoltaica. Un hecho que ha llevado a los propios fabricantes de mini aerogeneradores que sobreviven a diversificar su negocio con la energía solar.
La Unión Europea aprobó en los años 2018 y 2019 dos directivas que contienen dos definiciones: la de comunidad de energías renovables y la de comunidad ciudadana de energía. España aún no ha traspuesto ninguna de esas dos directivas, y en el Ministerio para la Transición Ecológica están trabajando con la denominación “comunidades energéticas locales”. Mientras llega la trasposición y se aclaran las formas jurídicas a las que acogerse, las comunidades energéticas ya están viendo la luz. Por todas partes. Hablamos de distintos ejemplos y entrevistamos a Santiago Ochoa de Eribe, director de la cooperativa GoiEner.
Dos temas más conforman nuestro número de marzo. Uno sobre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y su Agenda 2030, que conforman todo un marco civilizatorio más allá de la energía, como explica el experto en energía Agustín Aragón Mesa. Mientras, Javier García Breva, analiza cómo están conectadas energía, biodiversidad y salud. En un momento en el que la masa de edificios, infraestructuras y plásticos, o masa antropogénica, supera a la de humanos, animales y plantas. Además, se duplica cada 20 años, tal y como concluye un estudio de un grupo de investigadores recientemente publicado en la revista científica “Nature”.
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