La planta desalinizadora es uno de los proyectos emblemáticos de la UpM y supone una solución a la crónica y permanente escasez de agua y a la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, donde más del 95 % del agua no es apta para consumo humano debido a la sobreexplotación del acuífero costero.
Este proyecto está ahora más cerca de convertirse en realidad tras la conferencia de donantes, celebrada ayer en Bruselas. Un encuentro inaugurado por el jefe de la Autoridad Palestina del Agua, el Ministro Mazen Ghunaim y el Comisario de la UE para la Política Europea de Vecindad y Negociaciones de Ampliación, Johannes Hahn, que contó con la participación de representantes de organismos internacionales como el Banco Islámico de Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Mundial y la Oficina del Cuarteto.
Los participantes reiteraron su apoyo a este proyecto, prometiendo un total de €456 millones de los €562,3 millones requeridos (más del 80% del coste total), lo que permitirá avanzar en las siguientes fases de implementación, según indica la UpM. El BEI lanzará el próximo 15 de abril el proceso de licitación.
La planta desalinizadora será el mayor proyecto de infraestructura construido hasta el momento en la Franja de Gaza. El proyecto consta de tres elementos integrados: la construcción de la planta desalinizadora de 55 millones de m3 de agua mediante un procedimiento de ósmosis inversa del agua marina; un sistema de suministro de agua norte-sur; y un proyecto de reducción de agua no contabilizada.
La desalinizadora tendrá 25 MW de potencia instalada y operará, fundamentalmente, con combustibles fósiles (gas y diésel). El techo de la instalación albergará una planta solar fotovoltaica, de 2,8 MW de potencia y se construirá otra planta solar de 13 MW en suelo así como un parque eólico formado por dos aerogeneradores con una capacidad conjunta de 4 MW, asociados a la infraestructura que acompaña a la desalinizadora. En total, las renovables aportarán el 15% de la energía que demanda el proyecto.
Efecto directo sobre la salud pública
La disponibilidad de agua potable en la Franja de Gaza, uno de los lugares más densamente poblados del planeta, es de las más bajas del mundo. Actualmente, 2 millones de habitantes dependen casi exclusivamente del acuífero costero como única fuente de agua potable en la región, siendo ésta inadecuada para satisfacer la demanda de la población. Además, tan solo el 3% del agua proveniente del acuífero y consumida por una población en constante crecimiento cumple las normas de calidad del agua potable establecidas por la Organización Mundial de la Salud.
“El proyecto, que está más cerca que nunca de ser realidad, tendrá un efecto directo sobre la salud pública y la situación humanitaria en la Franja de Gaza. Además contribuirá a la regeneración y a la sostenibilidad del acuífero costero. También ofrecerá perspectivas de empleo y desarrollo económico, contribuyendo así a la estabilidad en la región”–ha declarado Miguel García-Herraiz, Vicesecretario General de la UpM.
El Ministro Ghunaim, jefe de la Autoridad Palestina del Agua, ha celebrado los resultados de la conferencia y ha destacado la prioridad de este proyecto para el Gobierno de Palestina, que promueve desde 2011 con el apoyo de los 43 estados miembros de la Unión por el Mediterráneo en colaboración con la Comisión Europea, el Banco Europeo de Inversiones, el Banco Islámico de Desarrollo y el Banco Mundial.
La UpM aúna a los 28 países de la Unión Europea y a 15 países del Sur y Este del Mediterráneo. Tiene como objetivo fortalecer la cooperación regional, el diálogo y la implementación de proyectos e iniciativas concretos con impacto tangible en los ciudadanos, principalmente en los jóvenes, abordando así los tres objetivos estratégicos de la región: la estabilidad, el desarrollo humano y la integración.
