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Texto íntegro

La Declaración de Barcelona

Reproducimos a continuación la Declaración de Barcelona, que fue presentada ayer por una treintena de empresas españolas, integrantes del denominado Grupo Español de Crecimiento Verde, que es una iniciativa impulsada -el pasado mes de noviembre- por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España. La Declaración de Barcelona incluye diez recomendaciones "para que la economía baja en carbono genere crecimiento y empleo". La Declaración, firmada por Iberdrola o Gas Natural Fenosa, entre otros, destaca en primer lugar "el potencial de las energías renovables" en España.
La Declaración de Barcelona

El Grupo Español de Crecimiento Verde (GECV) aglutina a un grupo de empresas en España que quieren trasladar a la sociedad y a las administraciones públicas su visión sobre el modelo de crecimiento económico compatible con el uso eficiente de los recursos naturales. La sostenibilidad social y ambiental son elementos esenciales para garantizar también la sostenibilidad económica de las empresas y es una demanda que recibimos de nuestros grupos de interés: accionistas, clientes y proveedores. Entendemos que la respuesta a esta demanda ha de ser común con la de otros agentes y, particularmente, con los responsables públicos.

¿Objetivo último? Crecimiento económico y creación de empleo
Este planteamiento es el que nos inspira para definir cómo debería ser un modelo de Crecimiento Verde en España, cuál es la potencialidad de nuestro país y cuáles son las condiciones que han de concurrir para que se haga realidad. Un modelo que sea compatible con el objetivo último de crecimiento económico y creación de empleo. El Crecimiento Verde se vincula a aquellas actividades económicas que contribuyen a preservar la calidad de nuestro entorno a través principalmente del uso eficiente de los recursos. Este uso eficiente se traduce, entre otros aspectos, en colaborar en la protección de la biodiversidad, la calidad del aire, el suelo y el agua y, por supuesto, en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas al cambio climático.

En 2015, el debate nacional e internacional en materia climática nos hace particularmente conscientes de la necesidad de posicionarnos públicamente y de poner en práctica en nuestras empresas medidas para analizar la huella de carbono, adoptando medidas para su reducción y compensación. La colaboración para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones ha de ser percibida como tarea de todos, de los ciudadanos, de las empresas y también de las administraciones públicas.

Se trata de dar respuesta al reto del desarrollo sostenible, un concepto que hoy es objeto de debate en numerosos foros internacionales, que inspira políticas en países desarrollados o emergentes. Una preocupación que se traducirá en demanda de nuevos bienes y nuevos servicios y donde la colaboración público-privada será esencial. La economía mundial tiene que evolucionar hacia una economía baja en carbono. En este reto, las economías que lideren la transformación serán las primeras en aprovechar las oportunidades que el crecimiento verde empieza ya a ofrecer. Y ahí es donde el sector empresarial español tiene una gran oportunidad de posicionamiento, protagonizando este cambio de modelo de desarrollo, desde dentro y hacia el exterior.

Economía verde, o economía baja en carbono
Con el aumento del nivel de desarrollo económico, las actividades de servicios adquieren una importancia creciente frente a las de producción de bienes, algo que se observa en España a lo largo de las últimas décadas. Turismo, desarrollo y gestión de infraestructuras, suministro de energía, gestión de residuos, servicios financieros, telecomunicaciones, entre otros, cobran cada vez más importancia, constituyendo fortalezas reconocidas a nivel global que, a su vez, coexisten con el gran potencial de nuestros sectores industriales, tales como, entre otros, el del automóvil, el textil o el agroalimentario. Tanto para los servicios como para la industria, frente a la dureza de los últimos años, consideramos que la economía baja en carbono constituirá una de las respuestas eficaces para mitigar vulnerabilidades y constituirse en generadora de resistencia para nuestro tejido empresarial. Lo cierto es que son muchos los elementos positivos que identificamos en nuestro posicionamiento económico actual. Uno de los enfoques básicos debería ser impulsar nuestras mejores capacidades para promover liderazgos globales, muy particularmente en torno a ese entramado que se viene a incluir en el ámbito de economía verde o baja en carbono y que deberá ser respuesta a la demanda del futuro, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Potencial renovable
En este ámbito, y sin ánimo de ser exhaustivos, las empresas firmantes de la Declaración de Barcelona podemos destacar el potencial del sector de las energías renovables y las tecnologías sostenibles de generación; el del turismo, cuando la excelencia pasa por un entorno de calidad, no en vano somos el segundo país del mundo en número de reservas de la biosfera con una excepcional diversidad biológica; el uso masivo de las Tecnologías de la Información y Comunicación que está cambiando la forma en que vivimos y que ofrece ya soluciones de mayor ecoeficiencia, como las smart cities; la capacidad de gestión y desarrollo de infraestructuras en el ámbito del agua, la energía o los residuos, que es la gran respuesta que necesita el fenómeno de concentración urbana de la población mundial; la agricultura ecológica, donde ya hoy somos el primer productor europeo… y muchos otros ejemplos que sabemos que nos dan un magnífico punto de partida. Pero, para poder traducir esta potencialidad en crecimiento y puestos de trabajo, es necesario un compromiso compartido, que permita generar unas condiciones de entorno concretas. En este sentido, nos permitimos realizar las siguientes recomendaciones: 

1. Reconocer la economía verde como una fuente de crecimiento económico y prosperidad
La economía verde es y será un elemento esencial del crecimiento económico, no un aspecto complementario o estético. A medida que los precios incorporen las externalidades medioambientales negativas, la economía verde irá cobrando aún mayor sentido. La economía española dispone de importantes fortalezas que hacen del crecimiento verde una oportunidad. Pero, para ello, es necesaria la colaboración de las administraciones públicas y el compromiso de la sociedad civil.

2. Aprobar políticas que potencien la apuesta verde
Los conceptos de economía baja en carbono y de crecimiento verde se han de integrar transversalmente en todas las políticas de corte económico, contribuyendo a mejorar la eficiencia de todas ellas. Cuando hablamos de rehabilitación de edificios, de promover la movilidad sostenible, de “descarbonizar” la energía, de gestionar los residuos siguiendo un modelo de economía circular y tantos otros ejemplos que podríamos enunciar, es necesaria la definición de políticas públicas que promuevan esa evolución desde todos los ámbitos.

3. Establecer un marco regulatorio estable, predecible y transparente
El impulso de la economía verde exige que el compromiso se traduzca en regulaciones sectoriales estables, predecibles y transparentes, como condición esencial para la movilización del capital privado necesario.

4. Eliminar trabas administrativas y asegurar coordinación institucional
Se deben reducir al máximo las trabas administrativas y mejorar la coordinación entre los distintos niveles de la administración, tanto a nivel nacional como en el ámbito comunitario, para alinear objetivos e instrumentos. La dispersión normativa puede conducir a situaciones de inseguridad jurídica que lastren la inversión en estos ámbitos.

5. Promover la investigación, la innovación y la tecnología como catalizador del crecimiento
El conocimiento y las tecnologías son factores clave del crecimiento económico. La creación de conocimiento y su utilización para concebir productos, procesos o servicios nuevos o mejorados que compitan en los mercados globales, constituye una fuente de riqueza y prosperidad para la economía española.

6. Fomentar la información y sensibilización
Los ciudadanos deben ser considerados los protagonistas de cualquier estrategia de crecimiento verde. En este sentido, la transparencia, la trazabilidad y la información fiable de productos (por ejemplo, el etiquetado) serán fundamentales para el éxito de la economía verde en nuestro país.

7. Desarrollar capacidades de financiación y eliminar barreras
Se deben aprovechar las tendencias de los mercados financieros en el ámbito de la economía verde y mitigar las barreras que impiden que estos proyectos accedan de forma competitiva a la financiación. El papel del sector financiero es clave para la transición hacia una economía baja en carbono. Minimizar los riesgos de la financiación de inversiones, en general por importes elevados y a plazos largos, necesarias para esta transformación de la economía, es fundamental para poder canalizar flujos de financiación suficientes y a costes asequibles. La importancia de la colaboración público-privada es, en este aspecto, esencial.

8. Avanzar hacia una economía baja en carbono con la contribución de todos los sectores
El sector de la energía tendrá una contribución decisiva a la descarbonización de la economía, en el marco de un modelo donde no solo el mix energético, sino también un consumo más eficiente de los recursos tengan un papel clave. Sin embargo, no se alcanzarán los objetivos definidos solo con este sector; la contribución de sectores como el transporte o la edificación, o soluciones que provienen de las tecnologías de la información y la comunicación, entre otros, serán decisivos y ofrecerán nuevas oportunidades.

9. Incentivar la colaboración público-privada
Las soluciones para los grandes problemas ambientales pasan por una mayor colaboración público-privada. Facilitar un entorno estable, transparente y dotado de seguridad jurídica será clave para aprovechar las oportunidades de una economía verde y baja en emisiones.

10. Revisar la fiscalidad para convertirla en una herramienta de apoyo al crecimiento verde
La fiscalidad es una herramienta esencial para el apoyo de un determinado modelo de crecimiento. Sería deseable revisar nuestro modelo fiscal para potenciar el consumo sostenible y fomentar una economía baja en carbono.

Roberth Ramirez
Gracias por la difusion de estas iniciativas considero debemos generar un gran pacto social alrededor de la disminucion de la emision de carbono el cual debe involucrar a la cadena educativa, los esquemas de publicidad y los gobiernos par ir entiendiendo la verdadera dimension del problema de la sostenibilidad de la vida en el planeta.
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