En el trabajo, llamado Evaluación del estado de preparación de las energías renovables: El Salvador, se identifican los desafíos para el despliegue de la energía renovable en el país y se describen recomendaciones clave para superar las barreras existentes.
Según se afirma, "El Salvador no ha agregado generación de energía con combustibles fósiles desde 2013 y logró un progreso significativo en la diversificación de su combinación energética nacional". Así, desde 2015, la capacidad solar fotovoltaica por sí sola se ha multiplicado casi por diez, alcanzando los 273 MW en 2019.
El análisis, desarrollado a través de un amplio proceso de consulta a las partes interesadas a nivel nacional, muestra que los procesos de licitación competitiva y diversos incentivos fiscales para la electricidad renovable han contribuido a crear condiciones comerciales favorables para la generación de energía renovable en el país. Sin embargo, el diverso potencial de recursos renovables de El Salvador permanece en gran parte sin explotar. Se afirma que El Salvador podría sumar hasta 682 MW de capacidad de energía renovable para 2026.
Entre las principales barreras para impulsar ese desarrollo se mencionan "la falta de coordinación y planificación energética a largo plazo", por lo que se recomienda un plan energético nacional más completo "que abarque todas las tecnologías energéticas, así como proveedores y consumidores". A largo plazo, dicho plan debería incluir un análisis integrado de las condiciones actuales del mercado y establecer vías para la integración de tecnologías renovables distribuidas en los edificios.