Pruitt asumió el cargo en enero de 2017, con una particular trayectoria: como fiscal general de Oklahoma, en 2010, Pruitt interpuso una considerable cantidad de demandas contra la EPA, la oficina que más tarde pasó a dirigir.
Otro rasgo sobresaliente del ahora ex jefe de la EPA es haber sido un militante de una postura contraria al cambio climático, ampliamente basada en trabajos científicos. "Los científicos continúan en desacuerdo sobre el grado y el alcance del calentamiento global y su conexión con las acciones de la humanidad", lo cual, para cualquiera que conoce el tema es absolutamente inexacto, dado que hay amplio consenso científico sobre el tema. La NASA afirma que nada menos que el 97% de los científicos del clima coinciden en que las tendencias del calentamiento climático durante el siglo pasado son muy probablemente debidas a las actividades humanas.
También liga a Pruitt una relación nada santa con empresas petroleras, incluso se ha afirmado que actuó bajo su influjo aún antes de darse a publicidad las más de 7.500 páginas de mails que revelan el grado de connivencia e incluso subordinación que lo une, además de con la industria petrolera, con la eléctrica.
Posiblemente su más célebre afirmación como principal gestor del medioambiente de su país haya sido de que está en la Biblia “cosechar recursos naturales” como los combustibles fósiles.
Con toda seguridad su mayor legado haya sido impulsar el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático y dejar en papel mojado casi todas las medidas medioambientales de la anterior Administración de Barack Obama, por ejemplo los límites a las emisiones de carbón.
Las investigaciones
Entre los casos que lo tienen en el ojo de atención, figura acusaciones de gastar enormes cantidades de dólares públicos en pasajes de avión en primera clase, un equipo de seguridad privada (3 millones de dólares), una cabina telefónica de 43 mil dólares para su oficina, puertas de seguridad especiales (5.700 dólares) o bolígrafos de trabajo (1.500 dólares).
Según investigaciones periodísticas, además Pruitt hizo gestiones para colocar a su mujer en la asociación de fiscales republicanos, incluso que presionó para que ella misma obtuviera una franquicia de un local de comida rápida.
La renuncia le era solicitada no sólo por legisladores demócratas, sino también por algunos republicanos.
El presidente Trump ya anunció la aceptación de la renuncia de Pruitt y que el número dos de la EPA, Andrew Wheeler, lo reemplazará.