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Australia, viaje a la mina de la transición energética

La abundancia de minerales indispensables para las tecnologías bajas en carbono permite a Australia, el Edén de los mineros, asumir el liderazgo global en la producción de materiales para impulsar la transición energética. Sin embargo, el Gobierno australiano, que ha declarado su intención de convertirse en una “superpotencia renovable”, tendrá que sopesar su ventaja competitiva como potencia mundial en la exportación de combustibles fósiles y transformar radicalmente un sistema eléctrico adicto al carbón. Sobre el papel, la gran nación australiana lo tiene todo: sol, viento, recursos humanos y un tesoro mineral bajo sus pies. Energías Renovables ha visitado Australia para comprobar de primera mano el apasionante desafío que se cierne sobre la economía del país oceánico en esta década crítica para que Australia alcance su objetivo de generar un 82% de electricidad renovable para 2030.
Australia, viaje a la mina de la transición energética

Un sistema energético impulsado por tecnologías limpias difiere profundamente de otro alimentado por hidrocarburos, ya que las plantas fotovoltaicas, los parques eólicos y los vehículos eléctricos requieren más minerales que sus contrapartes fósiles. Por ejemplo, un coche eléctrico demanda seis veces más aportes minerales que uno convencional y una planta eólica precisa nueve veces más recursos minerales que una planta alimentada por gas. Por ello, hemos pasado de una economía basada en los combustibles fósiles a otra dominada por una larga lista de minerales esenciales para la transición energética.

La transición energética, una revolución extractiva
Los minerales utilizados varían según la tecnología. El litio, el níquel, el cobalto, el manganeso y el grafito son cruciales para el rendimiento, la longevidad y la densidad energética de las baterías. Las tierras raras como el neodimio y el praseodimio tienen propiedades magnéticas esenciales para los imanes permanentes que propulsan los aerogeneradores y los motores eléctricos. Por otro lado, las redes eléctricas necesitan una enorme cantidad de cobre, la piedra angular de las tecnologías relacionadas con la electricidad. Dar cumplimiento a los objetivos del Acuerdo de París impulsará necesariamente un enorme aumento en las necesidades de estos materiales, lo que significa que el sector energético emerge como una fuerza importante en los mercados de minerales.

¿De qué sectores provienen estos aumentos? Pues según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda de minerales para su uso en vehículos eléctricos y almacenamiento de baterías crecerá al menos treinta veces hasta 2040. En concreto, el litio experimentará el crecimiento más rápido, con una demanda que crecerá más de 40 veces para 2040, seguido del grafito, cobalto y níquel (hasta 25 veces). Además, la expansión de las redes eléctricas implica que la demanda de cobre se duplicará con creces durante el mismo período.

El aumento de la generación renovable para cumplir los objetivos climáticos también significa triplicar la demanda de minerales de este sector para 2040. La eólica, muy intensiva en el uso de materiales (acero, hierro, aluminio, neodimio y praseodimio), toma la delantera. La fotovoltaica (aluminio, cobre, silicio, indio, cadmio, plata) le sigue de cerca. Por otro lado, el rápido crecimiento del hidrógeno como vehículo de energía sustenta un importante crecimiento de la demanda de níquel y circonio para electrolizadores, y de metales del grupo del platino para pilas de combustible.

La minería, un sector estratégico para Australia
Australia es una potencia minera mundial. Según manifestó el Gobierno australiano en la décima Conferencia Internacional de Minería y Recursos (IMARC), celebrada en Sídney el pasado mes de octubre, la minería sustenta el elevado nivel de vida de Australia. En concreto, las actividades mineras proporcionan el 75% de las exportaciones australianas y representan casi el 15% de su PIB. Los ingresos de Australia por exportaciones de recursos alcanzaron un récord de 460 mil millones de dólares en 2024, unos beneficios que permiten construir carreteras y hospitales, escuelas y financiar sus fuerzas armadas gracias al mineral de hierro, el gas y el carbón, fundamentalmente.

A pesar de esta larga tradición minera basada en los combustibles fósiles, Australia puede y quiere liderar el mundo en su transición hacia un futuro de energía limpia produciendo los minerales críticos necesarios, gracias a su posición como potencia minera tradicional.

Lo cierto es que Australia está a la vanguardia de los desarrollos más importantes del sector minero, incluidos vehículos de operación remota, robótica, automatización, y tecnologías de exploración aérea. Todos estos avances técnicos han permitido al país austral situarse como el mayor productor mundial de litio del mundo. En concreto, las exportaciones de este mineral estratégico alcanzaron los 16 mil millones de dólares en 2024. Además, Australia es el tercer exportador mundial de cobalto, el cuarto exportador mundial de tierras raras, y ocupa el séptimo lugar en el mundo en cuanto a reservas de grafito.

En Australia han comprendido mejor que nadie que el camino para alcanzar las cero emisiones netas pasa por el sector de los recursos. Esto significa que garantizar su seguridad energética requerirá más minería, no menos. Pero no solo eso, el Gobierno australiano considera nada menos que una misión nacional garantizar que sus minerales críticos se extraigan y procesen para satisfacer la demanda nacional e internacional.

La riqueza mineral de Australia
Australia es un país descomunalmente grande. Cruzarlo de este a oeste (de Sídney a Perth) supone unas cinco horas de avión y, con unos 7,688 millones de km², es casi tan grande como el continente europeo. Este país con categoría de continente insular esconde unos abundantes depósitos minerales que han atraído a los exploradores durante siglos, una geología que ha apuntalado el desarrollo de la nación y que ahora se ha revelado como fundamental para el desarrollo de las tecnologías necesarias para abordar el desafío del cambio climático.

Por ello, el sector minero de Australia se está expandiendo más allá de los productos minerales tradicionales como el hierro, el carbón y el oro, para suministrar a la nación y a sus socios globales los minerales críticos y estratégicos necesarios para las economías modernas y la transición a una economía descarbonizada.

Su geología única significa que alberga depósitos significativos de minerales importantes y a menudo raros, incluidos aquellos identificados por el Gobierno australiano como críticos y estratégicos para las necesidades futuras de Australia, y que el mundo necesita lograr emisiones netas cero para 2050. Y no es algo que digamos nosotros. Australia es uno de los proveedores clave de los minerales que el mundo necesita para alcanzar las cero emisiones netas, según el último informe de Recursos Minerales Identificados de Australia (AIMR), editado en 2023 con datos de 2022.

La edición de 2023 de Recursos Minerales Identificados de Australia se basa en más de 45 años de datos en los que se ha rastreado meticulosamente los recursos minerales ocultos bajo el suelo de la nación insular para revelar las tendencias cruciales en reservas, recursos y producción de los materiales que impulsarán el nuevo modelo energético. El AIMR 2023 muestra que Australia produjo 27 minerales, 15 de los cuales se ubicaron entre los cinco primeros en suministro mundial.

En concreto, en 2022, las exportaciones mineras de Australia (excluidos los productos derivados del petróleo) tuvieron un valor de casi 362 mil millones de dólares, el sector representó el 15% del PIB y empleó a unas 287.000 personas, y muchas más estaban empleadas en industrias relacionadas. El gasto en exploración minera superó los 4.000 millones de dólares, con el oro, el mineral de hierro y el cobre a la cabeza, con grandes aumentos observados en el uranio (hasta un 76%) y metales menores, una categoría que incluye muchos minerales críticos (hasta un 66%).

La necesidad empuja a la exploración y ésta conduce al descubrimiento. En 2022 Australia poseía los mayores recursos económicos del mundo en oro, mineral de hierro, plomo, níquel, rutilo, uranio, zinc y circonio. Durante este período, Australia fue uno de los cinco principales productores mundiales de 15 productos minerales, a saber: bauxita (aluminio), carbón, cobalto, oro, mineral de hierro, plomo, litio, manganeso, níquel, tierras raras, rutilo, tántalo, uranio, zinc y circonio.

Por lo tanto, Australia es un destacado proveedor de muchos de los minerales críticos utilizados para generar y almacenar energía renovable, construir vehículos eléctricos y fabricar tecnologías y dispositivos electrónicos. Algunos de sus principales hitos minerales son los siguientes.

Litio, el oro blanco australiano
Australia mantuvo su puesto número uno mundial en producción de litio en 2022, proporcionando el 52% del suministro global para satisfacer la creciente demanda en el sector de vehículos eléctricos, con una producción que aumentó un 36% hasta alcanzar las 75.000 toneladas. En concreto, las reservas de litio de Australia ascienden a 4,8 millones de toneladas métricas, la mayoría de las cuales se encuentran en Australia Occidental, cuya capital, Perth, es una de las capitales mineras del mundo, ya que acoge a las principales empresas del sector a nivel mundial. A diferencia de las que se encuentran en Chile y Argentina, las reservas de litio de Australia se encuentran en forma de depósitos de roca dura de espodumeno, mineral portador de litio.

Aunque ocupa el segundo lugar después de Chile en reservas, Australia era el principal productor de litio del mundo en 2022, con múltiples minas de litio operativas. El país alberga la mina de litio Greenbushes, abierta en 1985 y operada por Talison Lithium, una empresa propiedad de los productores de litio Tianqi Lithium, la minera australiana IGO y Albemarle. Sin embargo, la fuerte caída en los precios del litio ha llevado a algunas de las compañías de litio del país, incluidas Arcadium Lithium y Core Lithium a reducir o detener por completo sus operaciones y proyectos de desarrollo hasta que las condiciones del mercado mejoren.

La producción de cobalto, otro mineral crítico utilizado en baterías recargables, aumentó un 9% debido al aumento del suministro de las operaciones de Australia Occidental y la puesta en marcha de la mina de níquel-cobalto de Avebury en Tasmania.

Otros aspectos destacados clave de los Recursos Minerales Identificados de Australia 2023 incluyen:

  • Australia también mantuvo en 2022 el puesto número uno en producción de productos como bauxita, mineral de hierro y rutilo, alcanzó el tercer puesto en cuanto a la producción de tierras raras y la producción de uranio aumentó un 20% (Aunque Australia no tiene centrales nucleares ni armamento nuclear).
  • En 2022 la industria de recursos de Australia dio un paso adelante y respondió al desafío de la mayor demanda global de minerales críticos mediante exploraciones nuevas y adicionales y la definición de nuevos recursos económicos. De hecho, 13 minerales críticos vieron aumentar significativamente sus Recursos Económicos Demostrados (EDR) durante 2022. Esto incluyó mineral de manganeso (hasta un 79%), elementos del grupo del platino (hasta un 45%) y elementos de tierras raras (hasta un 34%). Además, el EDR del estaño, un material estratégico, aumentó un 6%.
  • Frente China, que se ha convertido en la mina, la fábrica y la tienda que controla las cadenas de suministro de las tecnologías renovables, Australia sirve de contrapeso para equilibrar el avance de la transición energética mundial.

El mundo necesita los minerales ubicados bajo el vasto continente insular australiano para fabricar baterías, paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos. Por ello, los australianos se han dado cuenta de que es vital que asuman su papel para apoyar a las cadenas de suministro de los productos básicos para la transición energética y que estas no sufran interrupciones.

De potencia fósil a superpotencia renovable
Nueva Gales del Sur, el estado más poblado del país, con más de 8 millones de habitantes -la mayor parte en la capital, Sídney-, es una muestra del estado del sistema energético australiano. En concreto, solo un 10% de las necesidades energéticas del estado son cubiertas con energías renovables (2022-23). El resto corresponden a las energías fósiles como el petróleo (44%), carbón (37%) y gas (9%).

Sin embargo, el Gobierno federal australiano se ha fijado el objetivo de generar un 82% de su electricidad con fuentes renovables para 2030, e incluso ha declarado su intención de albergar la cumbre del clima de la ONU de 2026, la COP31, en la ciudad de Brisbane.

Por su parte, el estado de Nueva Gales del Sur se ha propuesto reducir sus emisiones en un 50% para 2030, un primer paso para alcanzar el 70% en 2035 y consolidar las cero emisiones netas en 2050.

Además, el estado más poblado de Australia quiere desplegar hasta 12 GW eólicos y solares de nueva potencia renovable para 2030 y, al menos, otros 2 GW de almacenamiento para el mismo año.

Mientras el país se fija estos loables objetivos renovables, lo cierto es que, hoy por hoy, Australia se asienta sobre una gigantesca mina de carbón, a la cual no duda en recurrir para atender sus necesidades energéticas. Según los datos oficiales, en 2022, Australia era el quinto mayor productor mundial de carbón, aportando el 6% del suministro mundial, y ocupaba la cuarta posición en cuanto a reservas mundiales, con un 10%. Además, las exportaciones de carbón superaron en 2022 a las de mineral de hierro como la principal exportación de productos minerales de Australia, con un valor de 142 mil millones de dólares, lo que representa el 39% de los ingresos totales por exportaciones de minerales del país.

Extraído en Australia y quemado por todo el mundo
Dada la magnitud de las cifras, el instituto de investigación ambiental internacional Climate Analytics realizó un estudio para cuantificar la huella de carbono de las exportaciones fósiles de Australia. El informe reveló que Australia es el tercer mayor exportador de combustibles fósiles del mundo, después de Rusia y Estados Unidos.

Según el estudio, las exportaciones de carbón y gas de Australia fueron responsables de 1.150 millones de toneladas de emisiones de CO₂ en 2023. Además, se emitieron a nivel nacional otras 46 millones de toneladas de CO₂ en el proceso de extracción y distribución de esos combustibles fósiles para la exportación. Esto eleva el total a 1.200 millones de toneladas de CO₂ atribuibles a las exportaciones de combustibles fósiles australianos.

En otras palabras, el informe subraya que la huella global de carbono de los combustibles fósiles de Australia es tres veces mayor que su huella interna, ya que alrededor del 80% del impacto ambiental se produce en el extranjero.

En la cumbre internacional sobre el clima celebrada en diciembre de 2023, la COP28 de Dubai, todos los gobiernos, incluido el australiano, acordaron el primer “balance mundial”de emisiones de gases de efecto invernadero. Este acuerdo planteaba alejarse de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, a fin de lograr cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con la ciencia.

La respuesta del Ministro de Energía de Australia, Chris Bowen, fue anunciar que su país se convertirá en una "superpotencia de energía renovable”. Pero, según los analistas, su gobierno parece creer que este objetivo es compatible con dar continuidad a su estrategia de exportación de carbón al mundo.

La investigación de Climate Analytics concluye que la política gubernamental australiana no está alineada con el límite de 1,5°C del Acuerdo de París, ya que el enfoque del Gobierno en mantener unos elevados niveles de exportaciones de combustibles fósiles es completamente inconsistente con la reducción de las emisiones globales de CO2 acordada en París.

Fuentes diplomáticas australianas consultadas por Energías Renovables señalan que aunque este enfoque exportador fósil perjudica la imagen que Australia quiere dar al mundo y va en contra del progreso de la transición energética mundial, lo cierto es que aunque Australia dejara de vender carbón y gas al mundo, sus principales clientes -China, Japón, Corea del Sur y la India- simplemente lo comprarían en otro sitio.

Es un mensaje un tanto desconcertante y desalentador que puede hacer dudar a la ciudadanía sobre la voluntad política en lo que concierne a la transición energética y el peso que realmente tienen las negociaciones climáticas en las sucesivas cumbres del clima (COP) que muchos se apresuran a tildar de fracaso antes de que comiencen, o de “ecopostureo”, en el mejor de los casos.

Sin embargo, más allá del cinismo, hay motivos para la esperanza, ya que sí es cierto que tanto gobiernos como empresas están haciendo esfuerzos para abandonar los combustibles fósiles. Como muestra de ello, veamos los esfuerzos que está haciendo la industria australiana para descarbonizar sus actividades. Se trata de una moderna explotación minera que Energías Renovables tuvo la oportunidad de visitar en su periplo australiano.

Fortescue, pioneros de la minería verde
La mina de Christmas Creek es una explotación de mineral de hierro a cielo abierto ubicada en la región de Pilbara de Australia Occidental. Se trata de una vasta extensión de tierra rojiza salpicada por vegetación de sabana y en la que la empresa minera Fortescue desarrolla sus actividades. Es una de las dos minas de mineral de hierro que forman parte del proyecto Chichester Hub; la otra es la mina Cloud Break, ubicada a 50 km al oeste de Christmas Creek, ambas operadas por Fortescue.

Fortescue es una importante empresa minera, que junto a otras empresas del sector, como Rio Tinto y BHP, explotan el mineral de hierro de Pilbara, un importante contribuyente a la economía de Australia. El mineral de hierro es el ingrediente principal del acero, que también se fabrica con elementos de aleación adicionales como manganeso, molibdeno, níquel, vanadio y cromo para crear productos altamente resistentes con propiedades mecánicas mejoradas, como las que precisan los aerogeneradores.

Christmas Creek alberga el Green Energy Hub (Centro de energía verde) y lleva a cabo el proyecto Green Metal Project. La mina cuenta con una granja solar de 60 MW que alimenta las operaciones diurnas del centro y que le permite prescindir de unos 100 millones de litros de diésel cada año. Además, Christmas Creek también alberga el primer aeródromo de Australia que funciona con iluminación de pista de aterrizaje totalmente alimentada por energía solar. Hasta el 100 % de las operaciones diurnas en los sitios Christmas Creek y Cloudbreak de Fortescue funcionan gracias a 160.000 paneles solares.

Hidrógeno en Christmas Creek
El Green Energy Hub de Christmas Creek cuenta con una planta de producción de hidrógeno licuado y gaseoso, una hidrogenera a modo de estación de servicio, y un cargador rápido para vehículos móviles pesados de 3 MW. Se trata de la planta de hidrógeno más grande de Australia en una mina, que produce alrededor de 530 kilogramos de hidrógeno al día gracias a dos electrolizadores de 700 kW. Alimentados por un parque solar de 60 MW.

El principal uso del hidrógeno producido en las instalaciones de Fortescue es descarbonizar el transporte de los vehículos que circulan por la mina -como el autobús que condujo a la delegación de periodistas de la que Energías Renovables formaba parte- y también para transformar los enormes camiones capaces de cargar cientos de toneladas de material en vehículos propulsados por hidrógeno. Cuentan con un prototipo de camión de transporte de pila de combustible propulsado por hidrógeno, denominado Europa. Diseñado en colaboración con Liebherr, Europa es un camión de transporte Liebherr T 264 y contiene pilas de combustible de hidrógeno con batería Fortescue ZERO.

Como uno de los primeros proyectos de infraestructura de hidrógeno renovable en Australia Occidental, esta iniciativa ha proporcionado una valiosa experiencia sobre los estándares, la regulación, la cadena de suministro y las habilidades necesarias para desarrollar la industria del hidrógeno, un sector con grandes perspectivas de crecimiento para descarbonizar la industria australiana.

Proyecto de metal verde de Christmas Creek
Fortescue define el "metal verde" como el producto final resultante del procesamiento del mineral de hierro, utilizando para ello energía renovable. A medida que el interés global en los metales verdes continúa creciendo, Fortescue pretende posicionarse a la vanguardia de la tecnología para satisfacer la demanda futura de suministro. Su objetivo es producir cantidades significativas de metal verde a partir de hematita de Pilbara y actuar como catalizador para la próxima generación de la industria del hierro australiana. Este concepto de hierro verde abarca la extracción de mineral de hierro descarbonizado con excavadoras eléctricas y su carga en camiones de transporte eléctricos para su procesamiento en sus instalaciones utilizando energía renovable.

El Green Energy Hub es el hogar del Proyecto Green Metal, que utilizará energía renovable y tecnología de reducción de hidrógeno verde junto con un horno de fundición eléctrico para producir metal sostenible. Esto será adecuado para su uso en casi cualquier planta siderúrgica del mundo. La construcción de estas instalaciones ya ha comenzado y se espera que el hierro verde comience a entregarse antes de finales de año.

Este contenido está incluido en la edición en papel ER238, que puedes descargar gratis en PDF en este enlace

 

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