España es la nación más soleada de toda Europa. Por eso, la Agencia Internacional de la Energía, la Agencia Aeroespacial de Alemania y el Gobierno de esta nación comenzaron muy pronto a investigar las posibilidades de la energía solar (I+D) en el desierto de Almería. Porque no hay lugar en todo el Viejo Continente donde el recurso sea más abundante. Sí, en Almería pusieron sus ojos, a finales de los años setenta del siglo pasado, todas esas instituciones, y allí se encuentra hoy una de las mecas de la solar termoeléctrica, la Plataforma Solar de Almería, que se disputa el liderazgo global -en I+D+i- con los Sandia National Laboratories de los Estados Unidos.
Algo más al oeste, en Málaga, surgiría, más o menos al mismo tiempo, otro pionero global de las renovables, Isofotón, un fabricante 100% made in Spain que marcó toda una era de la solar fotovoltaica a escala global, y cuyo gran impulsor, Antonio Luque, sigue hoy al frente -como presidente- del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid, otro de esos referentes -también de ámbito global (en este caso en I+D y formación)- del que todavía puede presumir esta España de sol y playa (pero no fotovoltaica). Es decir, que nuestro país tiene recurso y mucho -Sol en abundancia-, tiene I+D+i de primerísimo nivel (en varias tecnologías solares) y tiene necesidad: dependemos, en más de un 70%, de las importaciones de energía.
Neutra
Pues bien, a pesar de ello, el Ejecutivo Rajoy ha ideado una subasta de potencia renovable -"tecnológicamente neutra"- que ha supuesto el enésimo deshaucio made in PP para la solar fotovoltaica. A saber: de los 3.000 megavatios subastados, 2.979 han sido adjudicados a instalaciones eólicas, y solo uno (1 MW) a instalaciones fotovoltaicas (los otros 20 se los han repartido el resto de tecnologías). "Los adjudicatarios -explica hoy en una nota el Ministerio- han ofertado el máximo descuento posible, lo que supone que los proyectos se llevarán a cabo sin necesidad de primas adicionales al mercado, es decir, sin coste para el consumidor eléctrico". Las solicitudes presentadas -explica Energía- han superado en más de tres veces la potencia adjudicada.
El argumentario ministerial ha sido, a lo largo de estas últimas semanas- el siguiente: "la subasta sera tecnológicamente neutra, permitiendo competir en igualdad de condiciones a las distintas tecnologías renovables". Todas ellas competirán así -han repetido hasta la saciedad en el Ministerio- en un escenario neutral en el que ganará la más barata. A priori, todo suena bien. El problema es que es mentira. No es cierto que compitan en igualdad de condiciones las distintas tecnologías renovables. Es más: son tantas la variables que han introducido en la subasta los técnicos del Ministerio -léase La subasta neutral de Nadal...- que, al final, el propio resultado de la misma delata su no neutralidad: 2.979 megavatios se los ha adjudicado la eólica; solo 1 la fotovoltaica.
Sin primas
En todo caso, el Ministerio ha difundido esta mañana un comunicado en el que, por una parte, se ufana de que los proyectos adjudicados "se llevarán a cabo sin necesidad de primas adicionales al mercado, es decir, sin coste para el consumidor eléctrico" y en el que, por otro lado, explica que "la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, como entidad supervisora, ha validado los resultados de la subasta y ha confirmado que el proceso ha sido objetivo, transparente y no discriminatorio y que la subasta se ha desarrollado de forma competitiva". Dos apuntes sobre este extremo: la CNMC no ha emitido nota de prensa alguna sobre el particular (antes al contrario, ha criticado duramente esa subasta). Y dos: la Unión Española Fotovoltaica coincide con esas críticas y ya ha anunciado además que presentará una denuncia ante la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea.
Los grandes beneficiarios de la subasta han sido en todo caso General Electric, que suministrará los 1.200 MW que se ha adjudicado Forestalia; Gas Natural Fenosa, que se ha adjudicado más de 600 (sus principales accionistas son Criteria Caixa, Repsol, GIP y la argelina Sonatrach); Enel Green Power (propiedad de Endesa, que pertenece a su vez a la empresa pública italiana Enel), con otros 500 MW; y Gamesa (ahora Siemens Gamesa, uno de cuyos principales accionistas es Iberdrola), que ha conseguido 206 MW más. Según el Gobierno, esta nueva potencia renovable deberá estar en funcionamiento antes de 2020. En total, la subasta tecnológicamente "neutra" ha arrojado como decíamos un resultado delator: 2.979 megavatios eólicos frente a un 1 mega fotovoltaico.
De trucos, tretas y artificios
Uno de los trucos que -según algunos detractores de esta subasta- ha empleado el Gobierno para beneficiar a las grandes multinacionales del sector eólico ha sido las "horas equivalentes de funcionamiento". El asunto es tal y como sigue: la subasta es inversa (véase aquí), o sea, que el Gobierno pone un precio y adjudica la potencia a aquella empresa que más rebaje ese precio. Si la rebaja sobre el precio inicial puesto por el Gobierno llega a cero y hay empate entre dos empresas -una eólica y otra fotovoltaica, por ejemplo- gana siempre la eólica. ¿Por qué? Porque el Gobierno ha ideado el factor susodicho -las "horas equivalentes de funcionamiento"- y ha decidido asignarle un valor a cada tecnología: 3.000 horas a la eólica y 2.367 a la fotovoltaica.
Ese ha sido uno de los motivos de queja de UNEF, uno de los motivos por los que considera discriminatoria la subasta
Según el comunicado que difundió ayer la Unión Española Fotovoltaica, "resulta evidente que este diseño, además de incumplir con el principio de neutralidad tecnológica, no ha dejado ejercer a la fotovoltaica su competitividad, por lo que, además del recurso que ya hemos interpuesto ante el Tribunal Supremo, presentaremos una denuncia ante la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea". Más aún, añade UNEF: "este resultado implica una ocasión perdida también para los consumidores, que podrían haberse beneficiado de una reducción mayor en su factura eléctrica si se hubiera hecho un diseño basado en la libre competencia, que hubiera dado lugar a precios récord de las renovables en Europa".
Con respecto a las 3.000 horas equivalentes de funcionamiento mínimo anual que el Gobierno asigna a la eólica... Pues, según la Asociación Eólica de Galicia (EGA), "los mejores emplazamientos eólicos ocupados en España registran una media de funcionamiento de 2.530 horas equivalentes anuales", mientras que el Atlas Eólico de España, obra del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), organismo dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, precisa más. Como se aprecia claramente en el mapa -abajo, a la derecha-, la inmensa mayoría de los emplazamientos eólicos terrestres ofertan entre 2.000 y 2.600 horas. A la izquierda del Atlas, la lista de los promotores eólicos de España (Fuente de esa lista: Asociación Empresarial Eólica).
La termosolar ha sido otra de las grandes damnificadas de la subasta neutral de Nadal
Lo contábamos ayer: "tan injusto es tratar desigual a los iguales como igual a los desiguales". Así reza la máxima. De la filosofía y del derecho. En realidad, es una máxima de la vida misma, un principio que las sociedades más desarrolladas, las más inteligentes, materializan de mil y un modo distintos. ¿Por ejemplo? Mediante la discriminación positiva. La presunta neutralidad de la subasta renovable que ha ideado el Ala Trump del Gobierno Rajoy -decíamos ayer- obvia lo evidente: que algunas tecnologías renovables son gestionables y otras... no lo son. Por ejemplo, un promotor puede construir una central termosolar con tanques de almacenamiento de calor (tanques de sales que conservan el calor del Sol del día para liberarlo por la noche y generar con él electricidad a la luz de la luna), mientras que la gestionabilidad de un parque eólico está a años luz de ese horizonte.
Esa es una de las críticas que la asociación española de la industria solar termoeléctrica, Protermosolar, le ha hecho al Gobierno. El Ministerio de Nadal no ha distinguido entre tecnologías renovables con capacidad de almacenamiento de electricidad, como es la termosolar, y tecnologías que carecen de esa capacidad (casos de la eólica y la fotovoltaica). Y esa no distinción convierte en no neutral a la subasta. El Ejecutivo dice que con su subasta busca el precio más barato de generación del kilovatio hora, pero no tiene en cuenta el valor de ese kilovatio. Y evidentemente vale mucho más un kilovatio gestionable, un kilovatio hora que puedo guardar y usar cuando quiero, que un kilovatio hora que debo emplear en el momento justo en que estoy produciéndolo porque resulta que no puedo almacenarlo. (Y venga aquí a colación otra máxima: esa que dice que solo el necio confunde valor y precio).
Sobre el particular, léase La subasta que trata por igual a los desiguales