El popular Alberto Núñez Feijóo, el hombre al que no le tembló la mano a la hora de suspender el último concurso eólico gallego, allá por el año 2009, el político que ganó las últimas elecciones autonómicas -septiembre de 2016- con un discurso energético que colocaba como primera prioridad la introducción del gas natural en la región, el hombre que excluyó la geotermia del catálogo autonómico de energías subvencionables so pretexto de que esa no es una energía renovable, ha presumido este fin de semana, durante el acto de clausura de la segunda edición de la Feria de la Energía de Galicia, de músculo renovable. Galicia se encuentra -ha dicho-, en cuanto a consumo y producción de renovables, “por encima de los parámetros que en la Unión Europea se van a exigir para el año 2030”.
El presidente gallego ha recordado en Silleda además que acaba de aprobar -Feijóo gobierna en la región desde hace casi una década- las Directrices Energéticas de Galicia, que, "con una inversión de 3.000 millones de euros, permitirán la implantación de 1.300 MW de energías renovables de aquí a 2020 y la creación de 12.000 puestos de trabajo". Buena parte de toda esa potencia será eólica. Según el Gobierno gallego, ahora mismo hay 21 parques eólicos en fase de ejecución en la región, "que tienen que estar instalados a finales de 2020" (los parques han salido de las polémicas subastas de potencia eólica que, tras un parón de cinco años, ha organizado el Ejecutivo Rajoy en los últimos meses). Feijóo, ahora pro-eólico, ha dicho que "va a seguir apostando también por la biomasa, promoviendo el aprovechamiento de este recurso forestal y la instalación de calderas en edificios". [Sobre el particular, léase Feijóo quiere ahora renovables].
Geotermia de ida y vuelta
El presidente de la Xunta de Galicia ha recordado en Silleda además el proyecto del ecobarrio de Ourense, "el primero que va a funcionar con energía geotérmica en Europa, que cuenta con una inversión de 20 millones de euros y supone la creación de 300 puestos de trabajo". Curiosamente, el Ejecutivo presidido por Feijóo descalificó de su condición de renovable a la geotermia en 2012 (hasta ese año había subvencionado proyectos de aprovechamiento de esta fuente de energía renovable). Sin embargo, ese año, el Gobierno gallego decidió no continuar promoviendo esta tecnología con el argumento de que, aunque se trataba de una fuente de energía eficiente, no era renovable. La Asociación Clúster da Xeotermia Galega lamentaba entonces el paso atrás del Ejecutivo Feijóo: “no lo entendemos, puesto que Galicia forma parte de un espacio geológico de gran adaptación a la tecnología geotérmica".
La Asociación recordaba entonces que “la geotermia figura en todos los apartados del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía [Ministerio de Energía] como energía renovable, que en el Plan de Energías Renovables 2011–2020, aprobado por el Consejo de Ministros en 2011, se considera la geotermia como energía renovable, que las siguientes autonomías han subvencionado dentro de sus ayudas a instalaciones de climatización de energías renovables a la geotermia: Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia y País Vasco. Y que lo han hecho con Fondos Europeos gestionados a través del IDAE y cofinanciados por las propias comunidades autónomas para edificios, hogares, comunidades de vecinos, etcétera, además de con fondos propios”. Un quinquenio después de aquello, el mismo Feijóo presume en la feria de Silleda del ecobarrio geotérmico de Ourense.
Lo que no ha olvidado en la Feria de la Energía de Galicia el presidente de la Xunta ha sido su apuesta por el gas natural. Así, Feijóo ha destacado la colaboración de la administración gallega con la empresa Reganosa "en la creación de un gran hub de gas natural licuado, “el combustible, ya no del futuro, sino del presente” para vehículos pesados, ha dicho, tanto de mercancías como de pasajeros, y de los barcos pesqueros.
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