Flanqueado por Miguel Arias Cañete, comisario de Acción por el Clima y Energía, y José Blanco, ponente de la nueva directiva de energías renovables, el director general de Irena, Adnan Z. Amin, presentó en Bruselas la pasada semana un documento destinado a fortalecer, con un uno por ciento menos, la propuesta del 35 por ciento de renovables para 2030 aprobada en noviembre de 2017 en la Comisión de Energía del Parlamento Europeo.
Amin destacó que “es posible lograr mayores porcentajes de energía renovable con la tecnología actual, que generaría inversiones adicionales de alrededor de 368.000 millones de euros hasta 2030, lo que equivale a una contribución media anual del 0,3 por ciento del PIB de la UE”. Como ya adelantó en su informe REmap, hoja de ruta de la evolución mundial de las renovables, la Irena considera que con estas cifras se ahorra quince veces más de lo invertido.
Durante la comparecencia de Amin se enumeraron otras ventajas, como la reducción adicional de las emisiones en un 15 por ciento adicional para 2030, lo que “pondría a la UE en la línea de cumplir con su objetivo de reducirlas en un 40 por ciento en comparación con los niveles de 1990”. También se habló del ahorro de entre 44.000 y 113.000 millones de euros anuales al contabilizar los costes de la energía y evitar los ambientales y sanitarios.
Menores costes, menor inversión, mayor ahorro
De costes habló Arias Cañete, para quien “el informe confirma nuestras propias evaluaciones de que los costes de las energías renovables han disminuido significativamente en los últimos años, y hay que tenerlo en cuenta de cara a los niveles de ambición a defender en las próximas negociaciones sobre políticas de energía renovable de Europa". Algo que ya corroboró en la inauguración en octubre del I Congreso Nacional de Energías Renovables.
Del informe de Irena se extraen otras claves de mayor detalle con respecto al 34 por ciento de renovables a alcanzar en 2030. Una es el potencial identificado, que para la eólica sería de 327 gigavatios (GW) de capacidad instalada, 97 adicionales a los actuales; y en solar fotovoltaica 270 GW, 86 GW más.
También se recoge que una incorporación más acelerada de las bombas de calor y los vehículos eléctricos auparía a la electricidad al 27 por ciento del consumo total de energía final, en comparación con el 24 por ciento actual. De esta manera, la participación renovable en la generación de electricidad alcanzaría el 50 por ciento en 2030, muy superior al 29 por ciento de 2015.
Valen los biocarburantes convencionales y avanzados y la biomasa sostenible
En cuanto al uso final, la energía renovable representaría el 42 por ciento en los edificios, el 36 por ciento en la industria y el 17 por ciento en el transporte. Sobre este último sector, se advierte que “se necesitan todas las opciones de transporte renovable, incluidos los vehículos eléctricos y los biocarburantes tanto avanzados como convencionales, para alcanzar los objetivos a largo plazo de la descarbonización de la UE”.
Sobre la biomasa, pronostican que, siempre que se atenga a criterios de sostenibilidad, “seguirá siendo clave para la transición energética hasta 2030 y más allá”. No obstante, matizan que aunque en el escenario REmap se duplicará con respecto a los niveles actuales, “su participación en el consumo total renovable disminuiría del 67 por ciento de 2010 al 55 por ciento de 2030, ya que la creciente contribución de otras fuentes supera a la bioenergía”.