Las mentiras en torno al gas natural no son muchas. Son tantas... Ni Argelia ha dejado de suministrar gas natural a España, por muy mucho que hubiera desencuentro hispano-argelino hace un par de años; ni Rusia ha dejado de inyectar gas en las venas del sistema energético nacional, por muy mucho que haya una guerra en Ucrania y muchas resoluciones europeas de "sanción" al régimen de Putin. Ni mucho menos. Argelia (con 66.355 gigavatios hora) es el mayor suministrador de gas de España en lo que va de año, según el último Boletín Cores (de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos, Gobierno de España) y Rusia es el segundo mayor (38.950 gigavatios hora, o un 19,1% del total del gas importado por España). El guarismo ruso es particularmente significativo, pues supone un incremento de más de 75 puntos sobre las importaciones registradas en el primer semestre de 2021 (22.236 GWh).
Más aún: mientras que el gas ruso suponía apenas el 10,6% del total importado en el año móvil que cerraba junio del 21 (o sea, justo antes de la guerra), ahora mismo esa cuota (la cuota Putin del sistema gasístico nacional) casi se ha doblado, hasta alcanzar el 19,1%. Vamos, que la guerra no está siendo obstáculo para la llegada de gas natural ruso, masiva, a las venas del sistema energético nacional. El tercer lugar del podio metanero 2024 lo ocupa por cierto Estados Unidos, con 33.085 gigas hora. [Abajo Tabla Comparativa 2021-2024. Fuente: Cores].
Por lo demás, entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año, aproximadamente el 15% de la electricidad ha salido de centrales térmicas que queman gas natural (centrales de ciclo combinado y de cogeneración). Actualmente hay en el país 26.250 megavatios de potencia en ciclos combinados. De entre las grandes compañías eléctricas que operan en el mercado español, Naturgy, antes conocida como Gas Natural Fenosa, cuenta con 7.400 megavatios de potencia en centrales de ciclo combinado; Iberdrola tiene 5.700; y Endesa, que es la tercera con más potencia instalada, 5.445 MW (esta última asegura que no compra gas a Rusia: "nos proveemos -informa la compañía- de África, Oriente Medio y Estados Unidos, algo público que hemos dicho muchas veces").
Según el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, España pagó en 2023 por sus importaciones de gas (véase el dato en la página 12) casi 14.000 millones de euros (13.971,9 M€). El último Informe Mensual de Comercio Exterior publicado por el Ministerio, que recoge datos a 30 de junio del corriente, concreta que en esos seis primeros meses del año, España ya ha pagado por sus importaciones de gas natural (véase página 13) más de 4.730 millones de euros (pagamos 2.870 entre enero y junio del 21, véase página 44).
Qué es el gas natural
El gas es un combustible fósil cuya extracción, transporte y quema produce gases de efecto invernadero, desencadenantes de cambio climático (el metano es el componente fundamental del gas natural: el 97% del gas natural es metano).
El metano es un gas con un potencial de calentamiento global 86 veces superior al del CO2 en los primeros 20 años de vida (emitir un kilogramo de metano es equivalente a emitir 86 de CO2). Cada vez más investigaciones científicas demuestran que las fugas de metano no han estado bien contabilizadas y representan un problema climático mayor del que se creía.
El Grupo de expertos Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC son sus siglas en inglés) define las emisiones fugitivas como “la liberación intencional o no intencional de los gases de efecto invernadero durante la extracción, el procesamiento y la entrega de los combustibles fósiles al punto de utilización final”.
El informe Smoke and mirrors, de Bankwatch Network, publicado en enero de 2018, concluye que “los valores de emisiones fugitivas en más de la mitad de los escenarios están alrededor del umbral del 3% definido por la Agencia Internacional de la Energía, más allá del cual el gas fósil deja de ofrecer un beneficio climático en comparación con el carbón”.
Los científicos estiman -recuerdan los autores del análisis- que no podremos limitar el calentamiento del planeta a +1,5°C si no se reducen drásticamente las emisiones de metano de origen humano.
Hoja de ruta para la elaboración de una norma de la UE sobre importación de metano (Roadmap for the Development of an EU Methane Import Standard)
Manifiesto Controlar las fugas de metano en Europa, una tarea pendiente
Qué son las emisiones fugitivas
Las principales fuentes de emisiones fugitivas de las instalaciones de petróleo y gas son las provenientes de fugas de los equipos, venteo y quema en antorcha durante el proceso, pérdidas por evaporación (como consecuencia del almacenamiento y manejo del producto, en particular cuando ocurren pérdidas instantáneas) y descargas accidentales o fallas en los equipos. Las descargas accidentales son difíciles de predecir, pero pueden contribuir con una parte significativa de las emisiones cuando ocurren estallidos o rupturas de los gasoductos/oleoductos.
Estas descargas accidentales o fallas en los equipos pueden comprender
1) Escapes de pozos;
2) roturas de gasoductos/oleoductos;
3) accidentes que involucren cisternas de transporte;
4) explosiones de tanques;
5) migración de gas a la superficie en los alrededores de los pozos;
6) voladura del revestimiento o cubierta superficial de los aparatos de venteo: esto se puede producir a causa de una fuga del revestimiento de producción hacia el revestimiento superficial o por la migración de fluidos desde abajo hacia el revestimiento superficial;
7) fugas provenientes de pozos abandonados: las emisiones provenientes de pozos abandonados se deben a la aplicación de procedimientos inadecuados de abandono de pozos.
En general, la cantidad de emisiones fugitivas provenientes de actividades que involucran petróleo o gas no muestra una correlación directa con los niveles de producción o los rendimientos del sistema. Está más relacionada con la cantidad, tipo y antigüedad de la infraestructura del proceso (es decir, el equipo), las características de los hidrocarburos que se producen, procesan o manipulan, el diseño industrial y las prácticas de operación y mantenimiento.
Fuente: Manual sobre el sector de la energía (United Nations Framework Convention on Climate Change)
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