No solo los estados. También las regiones, las comarcas, las provincias, las ciudades -todas las administraciones, en fin- están trabajando y legislando en materia de cambio climático: ideando estrategias, implementando planes y medidas concretas para mitigar y adaptarse al escenario climático que viene. California, en Estados Unidos, es el ejemplo recurrente. Frente al negacionismo de Trump en Washington, el gran estado del oeste americano está liderando la lucha contra el cambio climático. Pero no solo, porque también Nueva York, Maine, Hawaii o Arizona están trabajando a favor de la eólica, del autoconsumo solar fotovoltaico, de la transición energética, en fin.
Uno de los líderes made in USA de esa transición es el gobernador de California, Jerry Brown, que anunciaba hace unos meses en el Parlamento Europeo -Energías Renovables estaba presente aquel día allí- la cumbre climática que habrá lugar en San Francisco el próximo mes de septiembre, una cumbre global a la que están invitadas todas las entidades subestatales del mundo. Al encuentro de San Francisco -decía Brown- van a acudir provincias chinas, estados como Ontario, regiones de los cinco continentes "y también están invitadas las ciudades, que van a ser claves en la lucha contra el cambio climático".
Sí, más allá del despacho oval, Estados Unidos también existe, y se está haciendo notar
El resultado de la rebeldía subestatal, el fruto de las muchas transiciones energéticas ya en marcha, lo acaba de constatar la Agencia Internacional de la Energía en su Balance 2017: "mientras la mayoría de las más grandes economías del mundo ha registrado un incremento de emisiones, algunas otras han experimentado caídas, incluyendo a los Estados Unidos, Reino Unido, México y Japón". Más claro aún: "la mayor caída -dice literalmente el informe- ha provenido de Estados Unidos, principalmente por el elevado despliegue de renovables". Según la AIE, estas han marcado un nuevo máximo histórico en la matriz eléctrica, donde han logrado un 17% de cuota de generación, muy cerca ya de la generación nuclear (20%).
Y, gracias a ese incremento de la aportación renovable al Mix Eléctrico USA, las emisiones de CO2 asociadas al sector energético estadounidense han caído en el gran país del norte de América un 0,5%, hasta situarse en los 4.810 millones de toneladas. Este es el tercer año consecutivo de caída.
A pesar de ello, 2017 ha marcado un máximo histórico global de emisiones de CO2: 32,5 gigatoneladas que rompen la estabilidad del trienio precedente (durante los últimos tres años las emisiones habían permanecido estables).
A continuación, Energías Renovables repasa los datos clave del «Global Energy and CO2 Status Report, 2017» de la AIE
• Energía: la demanda global ha crecido un 2,1% in 2017, es decir, mucho más que en 2016, cuando se incrementó un 0,9%, y más también que la media de los últimos cinco años (0,9% también). Más del 40% del crecimiento de esa demanda ha tenido lugar en India y China. Y la clave del incremento de las emisiones: el 72% de ese crecimiento lo han satisfecho los combustibles fósiles (el 25%, las energías renovables; el resto, la nuclear). El dato: la demanda global de energía ha alcanzado en 2017 los 14.050 millones de toneladas equivalentes de petróleo (10.035 en el año 2000).
• Las emisiones de CO2 asociadas a la generación de energía crecieron el año pasado en el mundo un 1,4%, estableciendo un nuevo techo histórico, 32,5 gigatoneladas, y rompiendo la racha de estabilidad iniciada tres años antes. Estados Unidos, sin embargo, ha viajado en dirección opuesta, hasta el punto de que ha sido capaz de reducir en 2017 sus emisiones gracias -explica el informe- al gran despliegue de nueva potencia renovable. La Agencia asocia ese crecimiento de las emisiones a tres factores: el robusto crecimiento de la economía global (3,7%), los bajos precios de los combustibles fósiles y el debilitamiento de los esfuerzos y políticas en materia de eficiencia energética.
• Crudo: la demanda mundial de petróleo ha crecido en 2017 un 1,6% (un millón y medio más de barriles cada día). Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía, ese crecimiento ha sido propiciado por el incremento del número de vehículos deportivos y de transporte ligero en las principales economías del planeta y por el crecimiento de la demanda del sector petroquímico.
• Gas natural: la demanda de gas natural también ha crecido en todo el mundo, concretamente un 3%. La AIE opina que ese crecimiento se ha debido "en gran medida a lo abundante y relativamente barato de su suministro" (abundant and relatively low-cost supplies). La economía china se ha apuntado el 30% del total de ese crecimiento. La AIE matiza: durante la primera década de este siglo, la mitad del crecimiento de la demanda global de gas provino del sector eléctrico; el año pasado, sin embargo, más del 80% de ese incremento ha provenido de la industria y el sector edificatorio.
• Carbón: la demanda del negro mineral también ha crecido. Un punto, concretamente. El sector invierte así la tendencia (a la baja) que había registrado en los dos años precedentes. En el caso de este otro combustible fósil, el crecimiento también procede "principalmente" de Asia y, además, "casi enteramente del incremento que ha experimentado la generación de electricidad en centrales térmicas de carbón". La cuota fósil de la demanda global de energía se mantuvo en 2017 en el entorno del 81%, es decir, que el 81% de la demanda mundial la satisfacen el carbón, el petróleo y el gas. “Este nivel ha permanecido estable –explican desde AIE- durante más de tres décadas a pesar del fuerte crecimiento de las energías renovables”.
• Energías renevables: la Agencia Internacional de la Energía destaca, por encima de todas las demás fuentes de energía, a las renovables, cuya tasa de crecimiento ha sido en 2017 muy superior a la de cualquier otra de sus competidoras. El 25% del crecimiento de la demanda lo han satisfecho las energías limpias. China y los Estados Unidos -explica la AIE en su informe- han liderado este crecimiento sin precedentes, contribuyendo ellas dos solas con alrededor del 50% del incremento de la potencia renovable para generación de electricidad. A continuación se han situado la Unión Europea (8%), la India (6%) y Japón (6%). La eólica se ha apuntado el 36% del incremento renovable (generación de electricidad). La fotovoltaica, el 27; hidroelectricidad, 22; bioenergía, 12.
China se ha adjudicado el 40% del crecimiento global de generación eólica y solar. Casi el 40% del incremento de la generación hidroeléctrica se lo ha apuntado Estados Unidos (entre tanto, la meteorología europea ha propiciado en 2017 una caída de la generación hidro).
A finales del año pasado, la potencia global solar fotovoltaica (FV) se aproximaba –según la AIE- a los cuatrocientos gigavatios (400 GW: 400.000 megavatios). A escala nacional, la Agencia califica 2017 de “año extraordinario” para la FV en China, nación que ha añadido -en los doce meses del 17- más de 50.000 megavatios de nueva potencia a su parque nacional solar fotovoltaico, batiendo su registro 2016, también formidable: 35.000 megavatios (MW). China ha sumado a su matriz en 2017 más megas FV que de carbón, gas y nucleares juntos.
Estados Unidos juega en otra división, pero se encuentra también muy por delante del resto del mundo. La gran nación del norte de América colocó el año pasado diez gigavatios de potencia FV (10.000 megavatios). Esa nueva potencia se encuentra muy por debajo (-30%) de la instalada en 2016, pero marca el segundo máximo histórico en el país. India instaló ocho gigas (8.000 megavatios), de modo que dobla su registro 2016.
La eólica ha marcado máximo en la Unión Europea: 15.600 nuevos megavatios de potencia (3.100 de ellos fueron erigidos mar adentro, lo cual también constituye su registro máximo histórico). En total, en el mundo hay ya más de quinientos mil megavatios de potencia eólica: 510.000 MW, según la estimación AIE.
En lo que se refiere a los biocarburantes, el mundo ha incrementado su producción un 2% en 2017 (50.000 barriles por día), incremento algo menor al registrado un ejercicio antes. El incremento de la producción de bioetanol en Estados Unidos y Europa se ha visto compensado por la caída de la producción en Brasil, mientras que la fabricación de biodiésel permanece, según la AIE, bastante estable.
La generación de calor a partir de fuentes renovables, señala el informe, ha registrado modestos crecimientos a lo largo de los últimos años. El escenario puede verse cambiado ahora, sin embargo, habida cuenta de la capacidad tractora de China. Y es que el gran país asiático, que es el mayor consumidor de calor del mundo, ha anunciado en diciembre de 2017 un plan térmico quinquenal para las ciudades del norte del país. Según el Informe 2017 de la AIE, este plan “podría recortar significativamente el uso de carbón para calefacción”. Con este plan, el Ejecutivo chino pretendería sustituir esa fuente fósil de calor (y precursora de CO2) por fuentes renovables: geotermia, solar térmica y biomasa.
• Electricidad: la demanda de electricidad ha crecido un 3,1%, es decir, bastante más que la demanda de energía. Nuevamente los dos gigantes asiáticos se apuntan lideran: China e India suman el 70% de ese crecimiento. El mundo incrementó el año pasado la producción de electricidad en 780 teravatios hora. 380 de esos teravatios hora de incremento llevaron la vitola renovable (la aportación REN al mix eléctrico global creció el 6,3% en 2017). El año pasado, las fuentes limpias de energía generaron el 25% de toda la electricidad global.
• Eficiencia energética: el debilitamiento de las políticas de impulso a la eficiencia y los bajos precios de la energía han causado un profundo impacto -slowed down dramatically- en la eficiencia energética global en 2017. Según la AIE, la intensidad energética global mejoró solo un 1,7% en 2017, en comparación con un promedio del 2,3% en los últimos tres años.
La conclusión de la AIE es clara: el crecimiento de las energías renovables es extraordinario... pero insuficiente
Lo ha dicho el director ejecutivo de la Agencia, Fatih Birol: "el crecimiento significativo de las emisiones de CO2 asociadas a la generación de energía nos dice que los esfuerzos actuales para combatir el cambio climático están lejos de ser suficientes".
Qué es la IEA (International Energy Agency)
Fundada en 1974, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se define como "la autoridad energética global". Tres son los objetivos principales que declara: "trabajar para asegurar la seguridad energética global; expandir el diálogo y la cooperación en materia de energía por todo el mundo; y promover un futuro energético ambientalmente sostenible".
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